ROSA NEUTRO

ENTREVISTA

Autorretrato

Nombre completo | Rosa (La artista prefiere guardar su «anonimato»)

Año nacimiento | 1979

Lugar de nacimiento | Cangas do Morrazo (Pontevedra)

Estudios | Licenciada en Bellas artes (Especialidad Escultura)

Actividad fotográfica | Arte – enseñanza – dinamización cultural

Año de comienzo de actividad | Principios de los dos mil

Estado actual | Activa

Empresa fotográfica y/o colectivo |

Sitio web | https://rosaneutro.com/ | @rosaneutro

Rosa Neutro es una artista de Cangas do Morrazo (Pontevedra), en su obra tiene un gran peso la fotografía, medio del que es una gran entendida y conocedora de su historia. El uso del ‘collage’ es protagónico a lo largo de su carrera y en esta entrevista Rosa nos habla del mismo, nos explica como llegó al mundo del arte, los motivos del discurso de su obra, y también, como es ser madre soltera y artista.

'Esta no es una simple metáfora de piedra'. 2017. 100 x 100 cm. impresión 'inject' con tintas pigmentadas.
'Esta no es una simple metáfora de piedra'. 2017. 100 x 100 cm. impresión 'inject' con tintas pigmentadas.

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Jose: Has estudiado diseño gráfico en la Escola superior de arte e deseño Antonio Failde de Ourense y la carrera de Bellas artes en Pontevedra ¿Que puntos positivos y negativos nos puedes dar de cada una de las dos experiencias?

Rosa: En ambos casos fueron muy buenas oportunidades para acercarme a diferentes modos de abordar la creación artística en dos momentos muy distintos de mi vida. Cuando cursé los estudios de diseño era muy joven así que podría decir que casi todo era nuevo para mí. Antes había estudiado dos cursos de Formación profesional en artes gráficas y fue allí donde me di cuenta, gracias a un profesor que en ese momento estaba haciendo su tesis en Bellas Artes, de que me interesaba mucho más la parte creativa de la profesión. De esos años en la escuela de arte Antonio Failde recuerdo que la fotografía, que era una asignatura más, me apasionó y desde entonces no cesé de tomar fotografías hasta que comencé en Bellas Artes. Cuando empecé la carrera ya tenía 27 años y tenía muy claro porqué estaba allí; el arte me atraía muchísimo aunque reconozco que fueron años difíciles pues tenía que trabajar y estudiar al mismo tiempo y estos estudios precisan de una gran dedicación si quieres aprovecharlos al máximo.

De mi paso por Bellas Artes diría que eché de menos no recibir una formación en ciertos aspectos más enfocados a la parte profesional del mundo del arte en cuestiones tan sencillas como conocer los aspectos de un contrato, cómo vender nuestra obra, como relacionarnos con las galerías e instituciones, etc. Se espera que todo esto lo aprendas haciéndote un máster al terminar (que no todas nos podemos permitir), mientras vemos como muchos contenidos se van repitiendo a lo largo de esos años, y otros ―directamente más prácticos― se obvian, no sé si por desidia o simplemente porque parte del profesorado tampoco sabe como abordarlo. Todo ello lo tienes que ir aprendiendo generalmente a lo largo de los años y de muy malas maneras puesto que en el mundo artístico las reglas son bastante difusas y ambiguas, o por lo menos lo que yo conozco.

J.: ¿Fue en Antonio Failde la primera vez que viste el trabajo de alguien del mundo de la fotografía?

R.: Sí. A los que más recuerdo son a Aleksander Ródchenko y a García Alix. De hecho, el primer libro de fotografía que me compré fue de este último autor; sus retratos y autorretratos me fascinaron entonces. Y de Ródchenko y los Constructivistas rusos me enganchó su visión rompedora, los fuertes contrastes y el uso de la geometría. Años después, ya en Bellas Artes, pude profundizar mucho más en el conocimiento de la Historia de la fotografía a través del profesor y fotógrafo Manuel Sendón. En un mismo año me matriculé en las dos asignaturas de fotografía que él impartía y reconozco que para mí fue decisivo. Si años antes en Failde me había apasionado la fotografía como técnica, en la facultad me marcó profundamente acercarme a su historia y conocer como se fraguó su descubrimiento y evolución ―a través de sus autores y autoras― hasta nuestros días. Por eso cada vez que imparto talleres no puedo evitar referenciar a quienes nos precedieron y han dado forma a una técnica tan enigmática como popular sin la que hoy no podríamos concebir el mundo.

«Es precisamente cuando salimos de la escuela cuando debemos empezar a aprender de verdad desde nuestra propia posición y nuestros intereses y no dormirnos en los laureles, no perder la curiosidad y por supuesto analizar la obra de aquellas autorxs con las que tengamos cierta afinidad e imitarlxs para ir forjando nuestra propia personalidad artística.»

J.: Alguna gente defiende que las escuelas de ciclos superiores de artes plásticas deberían tener una faceta más artística en el sentido de como se entiende el arte contemporáneo y otros opinan que la facultad de Bellas artes de Pontevedra debería trabajar más el arte para la vida común, como la Bauhaus ¿Tú que opinas?

R.:La verdad es que desconozco cuales son los contenidos actuales en esas dos instituciones, solo puedo opinar de lo que conozco cuando estuve allí y de eso ha pasado bastante tiempo. A mi entender, la escuela de arte se centra más en formar a profesionales sean éstos fotógrafxs, diseñadorxs, ilustradorxs, etc., hacia una vertiente más práctica enfocada al mundo laboral. Cuando yo realicé mis estudios de diseño ni siquiera era una titulación como la conocemos hoy. Te pasabas dos años estudiando y un tercero realizando un proyecto final (que por cierto yo no realicé por motivos personales) para ser graduado en artes aplicadas. Creo que en dos años es muy difícil desarrollar un temario que acoja un amplio abanico de saberes entre prácticos y teóricos sobre la materia, así que supongo que al final han de limitarse o descartarse materias que a primera vista puedan parecer no tan importantes, como pueden ser la Historia del arte que pasa a un segundo plano o asignaturas vinculadas a la creación artística y no tanto a lo utilitario. El problema es pensar que el aprendizaje se termina ahí. Es precisamente cuando salimos de la escuela cuando debemos empezar a aprender de verdad desde nuestra propia posición y nuestros intereses y no dormirnos en los laureles, no perder la curiosidad y por supuesto analizar la obra de aquellas autorxs con las que tengamos cierta afinidad e imitarlxs para ir forjando nuestra propia personalidad artística.

He de decir que para mí la universidad fue mucho más provechosa a nivel de aprendizaje, no solo porque hice la carrera con una cierta madurez sino porque además me enseñó a profundizar mucho más en diversos lenguajes artísticos que hasta entonces desconocía. En mi caso, nunca pensé en estudiar Bellas Artes para tener un trabajo concreto ni como una finalidad, lo hice simplemente por un interés personal porque es en las artes donde realmente me siento como pez en el agua, estoy muy cómoda. Constantemente oímos decir que las carreras de artes no tienen salida, que es algo desfasado y romántico y creo que es una noción bastante alejada de la realidad. Lo que yo conozco son muchos alumnos y alumnas que salen de la facultad con un perfil súper amplio y que tienen la capacidad de desarrollar multitud de profesiones relacionadas con las artes y de los que por cierto, muy pocos están en el paro. Sí que se echa de menos que una carrera como Bellas Artes no esté más ligada a la vida diaria porque al final muy pocos van a dedicarse a ser artistas al salir. La mayoría seguirán, tal y como decía antes, formándose para poder aplicar la visión tan amplia que te da esta titulación y poder aplicarla hacia otras disciplinas más prácticas, sean la docencia, el diseño, la publicidad, el comisariado…

'La belleza no escoge sus máscaras'. Serie '[eyos]'. 30 x 20 cm.
'Las combustiones del rencor nos precipitan por los acantilados'. Serie '[eyos]'. 30 x 20 cm.

J.: ¿Fue en Failde cuando pensaste que querías estudiar Bellas artes? ¿cuándo supiste que querías ser artista? ¿cuándo te diste cuenta de que tu lenguaje y tus herramientas serían las que son?

R.:No fue en Failde concretamente, fue algo que se había venido fraguando, como he dicho antes, desde muy joven. Podría decir que ese profesor que me encontré fue el motor que me hizo descubrir que cuando dibujaba o pintaba me sentía realmente conectada con algo que me gustaba, con un tipo de lenguaje que sí consideraba mío y que me permitía un grado de comunicación muy distinto a lo que conocía. Así que dejé el deporte, que hasta entonces era mi vida, y focalicé mi energía hacia las artes.

El conseguir un lenguaje propio me llevó muchísimo más tiempo. No llegué a ello ni al salir de Faide ni tras mi paso por la facultad de Pontevedra. Fueron años de ir probando con la cámara, con la pintura, algo de escultura… buscando siempre fuera de mí aquellos temas o modos de hacer con los que sentirme cómoda y, sobre todo, con que los tener algo que contar. Curiosamente conseguí definir un lenguaje propio, o eso creo, tras mi maternidad hace ocho años. La nueva situación me obligó a replantearme los modos de hacer arte. Fui abandonando paulatinamente la fotografía como tal para ir desarrollando una obra creada en el taller, trabajando sobre imágenes no solo propias, sino también ajenas, remitiendo constantemente a la fragilidad, a la identidad y a temas más ligados a la esfera de lo íntimo. La maternidad me sobrevino acompañada de una época profundamente dolorosa en la que pude comprobar como mis propios cimientos sobre lo que creía ser se desmoronaron, y el tener que afrontar esta situación sola desde muy pronto me llevó a replantear mis temas de interés; dejar de buscar fuera y centrarme en hacer un obra que explore las sombras de nuestra identidad a través del «otro».

J.: ¿Quienes son tus artistas referentes? Tanto si usan la fotografía o no como de otras artes plásticas, o no plásticas.

R.: Es difícil concretar esta respuesta, podría decirte a tres o cuatro autoras y autores, pero me quedaría corta. Cada día tengo más la sensación de que prácticamente todo lo que leemos, vemos, conocemos… nos influye profundamente. He podido comprobar en varias ocasiones que incluso una lectura apresurada de lo que estoy recortando cuando hago collage influye posteriormente en lo que voy a desarrollar. Si pienso en una artista a la que me gustaría parecerme es a Louis Bourgeous porque creo que su obra está llena de verdad, es incuestionable porque el material del que está hecha es ella misma, su propia vida, su dolor, su ira… con la que cualquier persona se puede sentir identificada porque habla desde lo que conoce.

J.: Tú trabajas con la fotografía de una manera que es inevitable pensar en las vanguardias del S.XX porque usas mucho el collage, movimiento del que se ha alimentado mucho el diseño ¿Te dedicas también a proyectos de diseño gráfico?

R.: Sí que es cierto que en los cruces entre diferentes artes o entre diseño y arte es donde me siento más cómoda y no hace tanto tiempo que lo descubrí. Cuando solo hacía fotografías o solo pintaba notaba que me faltaba algo. Para mí el fotomontaje tiene una capacidad de comunicación y de subversión mucho más potente que otras técnicas que te permite ir descubriendo capas de significado a medida que avanzas en el proceso en un juego entre intencionado y azaroso en el que debo tomar un punto de partida sin saber a donde me conducirá.

En cuanto a proyectos que integran el diseño gráfico, sí que recibo de vez en cuando algún encargo en el que puedo seguir desarrollando mi estilo pero con una función determinada. También a través de la edición y el diseño de libros puedo dar salida a esta faceta que está tan presente en mi obra. Hace unos meses realicé un encargo para la fotógrafa de naturaleza Lupe Rodríguez ―El cuaderno alado― y fue todo un reto porque al tratarse de una temática con la que no suelo trabajar habitualmente pude volver a probar mis límites. El tener que dar forma a sus imágenes, diseñar el libro y escribir los textos afianzó mi idea de que cada vez que afrontamos un proyecto ajeno debemos hacerlo nuestro, respetarlo y amarlo porque puede que esto sea lo que marque la diferencia cuando tenemos un libro en nuestras manos.

«Reconozco que fue complejo ilustrar unos textos tan abiertos y poéticos frutos del azar, pero precisamente en esa dificultad pude extraer un mayor conocimiento sobre el carácter comunicativo y complementario que ejercen entre sí texto e imagen.»

J.: Has colaborado también con otros artistas, por ejemplo, Rosendo Cid. Háblanos un poco de esa experiencia.

R.: Está claro que para mí es gratificante el diálogo con «el otro» no solo cuando hago un encargo, o cuando tomo «prestadas» ―para mis proyectos― imágenes preexistentes de la web o de revistas, sino también cuando colaboro con otrxs autorxs. En el caso de las colaboraciones con el artista Rosendo Cid creo que fueron muy fructíferas por la relación tan profunda de amistad que nos une y una cierta afinidad en los modos de concebir la creación artística. Realizamos tres proyectos juntos, dos de ellos de edición ―[eyos] y Hace tiempo y a menudo y sin embargo imposible― en los que combinamos sus textos de carácter poético con mis imágenes. En el caso del libro Hace tiempo… partí del material que previamente me había enviado el autor; textos inéditos breves a modo de aforismos que el autor realiza tachando textos de periódicos para dar lugar a nuevos textos, proyecto este que viene desarrollando desde 2014 bajo el alter ego de Eduardo Torres en su blog elhombrequerayabaperiódicos. Reconozco que fue complejo ilustrar unos textos tan abiertos y poéticos frutos del azar, pero precisamente en esa dificultad pude extraer un mayor conocimiento sobre el carácter comunicativo y complementario que ejercen entre sí texto e imagen. Un proyecto con el que desde luego aprendí muchísimo y en el que adopté ciertos cambios en mis procesos de creación.

'Hace tiempo y a menudo y sin embargo imposible'. 2019. 20 x 15 cm.
'Hace tiempo y a menudo y sin embargo imposible'. 2019. 20 x 15 cm.

J.: Ya has mencionado algo pero… ¿Qué es lo que da al collage tanta fuerza? Es como una especie de choque de realidades, como una mezcla de ciencia ficción, propaganda, realidad, ironía…

R.: El fotomontaje tiene una capacidad evocadora alucinante si está bien resuelto, ¡claro! Al unir realidades tan distantes para conformar una imagen, el resultado es como si inventásemos una palabra nueva o nos revelase algo que no se ve explícitamente pero que está ahí. Hacer fotomontajes te lleva a trabajar desde la esfera de lo poético y el lenguaje en un ejercicio en el que tienes que despojarte de lo aprendido, de la coherencia y de lo visible para ahondar en formas y significados que aún no existen y que activan nuestra mirada.

En los últimos tiempos he venido desarrollando una manera de trabajar con las imágenes que es una mezcla entre diversos métodos que antes utilizaba con otras disciplinas. De cuando salía a hacer fotos sigo aplicando ese instinto de búsqueda de lo insólito que pretendemos encontrar cuando salimos a fotografiar. De la pintura, sigo prestando mucha atención a los claroscuros y al equilibrio entre las luces y las sombras, además de prestar mucha atención en la presencia que esa obra tendrá sobre el espectador en la elección de los soportes. De la escritura, es muy común que vaya intercalando textos a medida que voy construyendo una obra o un proyecto. El texto me sirve para extraer imágenes a través de la unión de conceptos opuestos además de ser mi modo preferido de bocetar, y no el dibujo.

J.: Sin embargo el collage no es algo que se practique tanto hoy en día, parece que ha quedado relegado a ciertos libretos de CDs de grupos de música no tan comercial, por ejemplo, en el libro El abc de la foto casi no contiene collage y el que tiene es antiguo. ¿Has sentido que no hiciesen el caso que se merece a tu obra en algún lugar por no ser algo de moda?

R.: Yo sí creo que el collage y el fotomontaje está muy presente hoy en día. Lo podemos ver sobre todo en redes sociales de muchxs artistas. Otra cosa es que tenga presencia en ferias, museos o en los libros de Historia del arte y de la Fotografía porque quizá sea considerado una disciplina menor, como lo fue el dibujo durante muchísimos años y en cambio hoy en día incluso hay ferias dedicadas a este medio de representación. Hay mucha gente haciendo collage y diversas publicaciones monográficas acerca de esta técnica. En las últimas décadas ha habido un resurgir de este lenguaje precisamente por su carácter subversivo y ecléctico. Hay que tener presente que en los últimos años ha habido además una nueva vertiente dentro del arte contemporáneo que hace uso de imágenes encontradas como síntoma del exceso de imágenes que pueblan la red y que se ha dado en llamar Postfotografía, por eso el fotomontaje y el collage se enmarca muy bien en el presente con estas manifestaciones artísticas que propugnan la reutilización de las imágenes para crear obras nuevas. Estamos sobre expuestos a fotografías incesantemente por ello muchxs artistas hemos optado por la vía de la ecología de la imagen y la relectura del material fotográfico desde otros posicionamientos. En mi caso, como decía, fue bastante azaroso el haber llegado aquí, pero supongo que sucedió por un instinto de supervivencia ante la nueva situación de la maternidad y tener que adoptar un cambio en los modos de hacer para poder seguir produciendo arte. Cuando estudié Bellas Artes ya había trabajado con esta noción de aprovechamiento de materiales a través de la escultura y la instalación, e incluso hoy en día es algo que me interesa mucho: el poder aplicar sobre un objeto preexistente y encontrado mi reflexión y huella.

J.: Por lo que has dicho más arriba deduzco que tu obra tiene mucho que ver con el hecho de ser mujer hoy en día ¿no es así? Cuéntanos cuales son los principales discursos de tu obra y tus principales motivaciones para hacer lo que haces.

R.: Como te decía, llegada a un punto decidí escarbar en cuestiones que me afectaban como sujeto y que me sobrevinieron después de la maternidad. Como mujer siempre había percibido una especie de confrontación interior que pienso que tenía que ver con el choque entre la educación y la cultura recibida y el modo tan distinto en el que nos percibimos realmente las personas que nada tiene que ver con géneros ni grandes distinciones. Cuando fui madre, esta sensación se acentuó. Pasé a asumir unas reglas que no están escritas pero que sabemos que están ahí, las sentimos constantemente. Se espera de nosotras que volquemos nuestra existencia en el cuidado y pasemos a un segundo plano. Seguimos aparentemente con nuestra vida, seguimos produciendo dentro del sistema pero el peso de la maternidad nos aleja de nosotras mismas y es una sensación bastante desasosegante cuando intentas mantener un pulso por seguir siendo y por otro lado nosotrxs

'No tengo cara'. 2017. Díptico 40 x 30 cm.

J.: En tus obras No tengo cara, no soy nadie, no estoy aquí y Divas del cine negro se pueden ver las fotos de mujeres famosas aunque imagino que representan a las mujeres en general ¿es así? y también me pregunto si funcionan, en alguna manera también, un poco como tu alter ego. Explícanos las dos obras.

R.: Ambas obras inciden en la idea de la imposibilidad de definir a la mujer y las problemáticas del reconocimiento propio, en el caso de No tengo cara, no soy nadie, no estoy aquí. Me interesa mucho generar contradicciones en mis imágenes, crear un impacto ambiguo en el espectador; generar una doble sensación de atracción y repulsión. La serie de las Divas de cine negro fue la primera serie en la que fui definiendo un estilo mucho más personal en los últimos años. En estas imágenes conviven seres que a través de la transformación dejan de ser objetos de deseo para mostrarse al espectador como seres apabullados, encerradas en sí mismas y llenas de contradicciones.

'Stone woman XIII'. 2016. Serie 'Divas del cine negro' 33 x 22 cm.
'Miss Wolf, XII'. 2016. 'Serie Divas del cine negro'. 28 x 28 cm.

En el caso de obras como No tengo cara, no soy nadie, no estoy aquí me centro en la figura de la escritora Virginia Woolf. Acercarme a su historia me lleva a adentrarme en otras cuestiones que también afectan a las propias contradicciones de la personalidad. En ambas series la presencia de la piedra comienza a introducirse como un símbolo que estará muy presente en mi obra, no solo por su carácter atemporal y de permanencia, sino también por la noción de peso a la que nos remite. No puedo afirmar que me sienta identificada totalmente con estas imágenes, ellas solo son fruto de un momento concreto de mi vida en el que tuve la necesidad de romper con ciertas convenciones y nudos internos y darles forma.

«Tuve la sensación de sentirme extremadamente frágil y extremadamente fuerte a un tiempo, y por eso, aunque la idea de abandonar la creación me sobreviene casi todos los días, siempre hay algo que desde algún lugar me empuja a seguir a pesar de que no tenga referentes que hayan conseguido una carrera con unos mínimos de solidez en mis mismas condiciones.»

J.: Si no me equivoco en tu instalación Un cuarto propio nos hablas, entre otras cosas, del espacio que necesita la artista de hoy en día para poder desarrollarse y poder crear. Ese cuarto suele ser más pequeño si la artista no se gana la vida con su obra porque la vida diaria le resta tiempo para el desarrollo. ¿Cómo compaginas tu evolución como artista con tus otras facetas de la vida como por ejemplo ser madre soltera?

R.: Lo compagino como puedo, con mucho esfuerzo, trasnochando y sufriendo bastante porque a veces tengo la sensación de que estoy hipotecando mi vida por el arte, que no le dedico el tiempo suficiente a mi hija por mi trabajo y de lo fácil que sería todo si me dedicase a una profesión en la que no tuviese que pensar más allá de mi jornada laboral. Aunque lxs artistas no suelen hablar de estos temas, creo que está bien que lo resaltes en esta entrevista. A los pocos meses de nacer mi hija tuve que afrontar sola la maternidad lo que me llevó a una época bastante dolorosa a nivel emocional como contaba antes, pero por otro lado me hizo conocer una faceta de mí que desconocía hasta entonces y que creo que compartimos la mayoría de las mujeres. Tuve la sensación de sentirme extremadamente frágil y extremadamente fuerte a un tiempo, y por eso, aunque la idea de abandonar la creación me sobreviene casi todos los días, siempre hay algo que desde algún lugar me empuja a seguir a pesar de que no tenga referentes que hayan conseguido una carrera con unos mínimos de solidez en mis mismas condiciones. Mi sensación como madre soltera es la de creer que siempre llegas tarde, que estás en los márgenes, que no puedes aportar nada que pueda interesar a nadie. Supongo que seguir adelante tiene que ver con desmontar todas estas creencias impuestas por nosotrxs mismxs con las que crecemos, las cuales yo aspiro a ir desmontándo a medida que voy construyendo el cuerpo de mi obra.

J.: Hace ya veinte años el grupo Def con dos cantaba un estribillo que decía: «¡insonorízate!» ¿Crees necesario que hoy en día hace falta un cierto grado de desconexión de los media (digamos mejor de la imagen en general) para poder reflexionar y crear? Estamos tan saturados de tantas influencias… Y aunque este es un tema muy largo del que se ha escrito mucho, yo sí creo, en cierta manera, que nos convertimos en lo que vemos. No lo critico, es sólo que un creador hoy en día recibe una avalancha de información que lo modifica a la vez que su obra pasa a formar parte también de esa avalancha, pero siendo una ínfima parte de dicha avalancha, con poco o nulo poder de divulgación. ¿Qué crees tú de todo esto?

R.: Hace unos cinco años pasé por una fase de cierta desconexión de las imágenes, no total, claro. Dejé por una temporada de ojear trabajos de otrxs autorxs, imágenes, libros de arte, etc. Tenía la necesidad de parar, de aislarme un poco de todo y solo me dedicaba a leer novelas. Necesitaba limpiar mi memoria, resetearme. Puede que hubiese llegado a un punto en el que ya podía discernir entre lo que podía tener interés o no para mí y era como un empezar de cero. Es difícil, pero creo que llegados a un punto en nuestro aprendizaje hay que parar y mirar hacia dentro. Como te decía antes, es imposible no influenciarse de todo cuanto nos rodea, yo tengo la ventaja de que no tengo mucho tiempo para dedicarme a rastrear Internet o ver series, por ejemplo, así que en cierto modo mi situación me mantiene medio aislada y aunque a veces esto no me guste mucho, puede que de alguna manera me haya favorecido.

J.: ¿Alguna vez te has planteado no usar alguna imagen en tu obra por posibles problemas con los derechos de explotación de dicha imagen?

R.: Nunca me lo he planteado. Creo que mi trabajo no tiene nada que ver con el robo o con el plagio, estoy reinterpretando o pensando sobre una imagen, sumando, transformándola a través de la intervención de mi subjetividad sobre ese material. No creo que lo que yo haga sea muy distinto a lo que hace un fotógrafo cuando sale a la calle y toma imágenes de quienes la transitan, no es un acto que tenga que ver con poseer a esa persona o a su imagen, sino un acto estético que además funcionará como un documento tomado por alguien que en el futuro nos informará de como nos hemos transformado como sociedad. Al final los artistas no hacemos otra cosa que tomar prestado parte de la herencia que dejan quienes nos preceden.

«Ahora me cuesta mucho pensar en hacer una fotografía y no manipularla, no me conformo con la última palabra de la cámara. Estoy en un momento en el que la intervención de la mano en mi obra es fundamental.»

J.: En su momento experimentaste con la fotografía callejera ¿cuéntanos la experiencia?

R.: Me gusta mucho este tipo de fotografía, sobre todo experimentarla porque tiene que ver con esa sensación de partir sola hacia no se sabe donde a la búsqueda de acontecimientos extraordinarios de la vida cotidiana. En estos momentos ni siquiera pienso en volver a hacer ese tipo de fotografía, está muy alejada del camino que estoy trazando en los últimos tiempos pero me gustaría volver en el futuro a coger una cámara y salir a fotografiar por el placer de hacerlo. Ahora me cuesta mucho pensar en hacer una fotografía y no manipularla, no me conformo con la última palabra de la cámara. Estoy en un momento en el que la intervención de la mano en mi obra es fundamental. La fotografía está presente siempre en el proceso pero intervienen otros factores que van construyendo la obra a través del tacto.

J.: A los dos nos gusta mucho Garry Winogrand, ayúdame a entender qué tiene de especial su trabajo. Algunas veces su fotografía me recuerda al collage porque algunas imágenes tienen mucha ironía y en otras ocurren cosas que no se entienden muy bien, en otras parece que hay elementos que se contradicen.

R.: Estoy de acuerdo contigo, es un fotógrafo que aunó en sus imágenes la contradicción y eso me gusta. Además tengo entendido que era un fotógrafo impulsivo, así que me parece fascinante que fotografiando de esa manera pudiese captar esos cortocircuitos que se producen en la realidad y que podemos percibir en sus fotografías gracias a su inmediatez.

J.: Tu actividad no es sólo la de creadora, también has comisariado y enseñas a mirar y a trabajar con la imagen ¿Te obstaculizan o te ayudan dichas actividades en tu faceta artística?

R.: Soy una persona muy activa e inquieta y a veces tengo la sensación de que estoy constantemente cambiando en cada trabajo; mientras hago mi obra artística, edito y diseño un libro para alguien, doy un taller, hago un diseño, restauro muebles o fotografías, preparo una exposición… si ello obstaculiza de alguna manera mi trabajo es porque me restan tiempo pero para nada restan en mi faceta artística. Como te decía antes, me gusta entrecruzar disciplinas, técnicas, profesiones… puede que por ello no haya conseguido afianzar una carrera un poco más sólida como artista. Me resulta difícil pensar en estar todo el día dedicando todo mi esfuerzo a una única cosa, me aburriría, creo. O puede que sea a lo que siempre he estado acostumbrada y en el futuro tenga que aprender a hacerlo de otra manera. El problema es que mi supervivencia diaria (a nivel alimenticio) depende de esta especie de malabarismo en el trabajo.

J.: Enseñas en el Espazo Neutro, ahora dicho espacio está en un lugar distinto de donde comenzó, y entre un emplazamiento y el otro me habías dicho que no lo abrirías de nuevo ¿es este un «lugar vital» que siempre estará contigo?

R.: Espazo neutro es el lugar donde estoy en cada momento, allí donde me desarrollo como artista. En estos momentos este lugar es fundamental para mí y aunque ahora no estoy impartiendo talleres allí, es donde tengo mis obras, donde trabajo, leo, estudio… y sobre todo donde me aíslo. Crear este lugar tiene que ver también con tener un espacio en el que poder desarrollarse cuando muchas veces tenemos la sensación de que nos cuesta participar de la vida cultural por la dificultad de entrar en los reducidos circuitos artísticos que tenemos en Galicia. Espazo neutro fue pensado para dar cabida a mis inquietudes, invitar a otrxs artistxs a colaborar, presentar libros y hacer eventos que dinamicen culturalmente la zona. La pandemia, como le ha pasado a casi todo el mundo, paralizó esta nueva fase en mi taller pero poco a poco estamos realizando diferentes actividades allí a través de una asociación cultural sin ánimo de lucro —Colectivo Estroar— que hemos formado varias personas relacionadas con las artes plásticas, escénicas y la imagen para crear un núcleo de apoyo mutuo y llevar a cabo iniciativas de dinamización cultural.

Con anterioridad ya había desarrollado labores de coordinación en LAB_IN arte múltiple en Vigo y en la Sala Piso dos en Pontevedra y aunque eran proyectos totalmente distintos, aprendí mucho de estas dos experiencias porque me di cuenta de que me gusta mucho la relación con las personas, sean artistas o espectadorxs, y de la importancia de acercar el arte al público general desde otras posiciones.

03-02-2022