XULIO VILLARINO
ENTREVISTA
Nombre completo | Xulio Villarino Aguiar
Año nacimiento | 1969
Lugar de nacimiento | Fazouro, Foz (Lugo)
Estudios | Diplomado por la Escola Universitaria de Formación do Profesorado de EXB de Lugo
Actividad fotográfica | Documental
Año de comienzo de actividad | 1993
Estado actual | Activo
Empresa y/o colectivo | La Voz de Galicia (desde 1993 hasta 2001) · Agencia Getty Images (parte del archivo desde Cover hasta hoy · Colaborador de distintos medios de comunicación (El País semanal, El Semanal…)
Xulio Villarino es de los pocos fotógrafos documentalistas gallegos, que aparte de publicar y exponer sus proyectos personales, ha trabajado como fotógrafo de prensa diaria y fotorreportero dentro y fuera del territorio español cumpliendo los más altos estándares contemporáneos
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Jose: ¿Cómo y cuando fue tu acercamiento a la fotografía? ¿Te planteaste en ese primer momento ser fotógrafo?
Xulio: Con 18 años, en el grupo de amigos nos gustaba mucho hacer fotos, salíamos a recorrer en coche algunas zonas de la comarca y hacíamos fotos. Fue a partir de los 21 años cuando cayó en mis manos una réflex, que ya comencé a hacer fotos de forma más continua y con algo más de sentido. Monté un laboratorio en casa para revelar y copiar y a partir de ahí me enganche definitivamente. En ningún momento hasta a partir de los 25 años me plantee de forma seria ser fotógrafo.
J.: Trabajaste para La Voz de Galicia entre 1993 y 2001, primero en la edición de A Mariña y después en la edición de Vigo ¿Te lo tomaste como un período para formarte como fotógrafo de reportajes o de por si te gustaba la fotografía de prensa diaria?
X.: Me lo tomé al principio como una fase de aprendizaje, para descubrir como era un diario. Me divertía mucho, lo que hacía antes de prensa era más poético, más conceptual, y la prensa diaria local me parecía algo sosa, facilona, pero le aportaba diversión a mi vida. Conocía gente, iba a muchos sitios distintos. Estaba aprendiendo una nueva forma de relacionarme y me gustaba. Me lo pasé muy bien esos años. Y poco a poco fui evolucionando hacia una foto de prensa menos «evidente». Me gustaba aportar algo de mi a las fotos, dar mi opinión en ellas sin hacerla demasiado evidente, y sobre todo me gustaba la sensación de trabajar en equipo con mis compañeros de redacción. Esa era la clave para que el trabajo fuera divertido y se viese bien al día siguiente. Me encantaba la sensación de abrir el diario a la mañana siguiente. Había mucha ilusión. Pero nunca me plantee que la prensa diaria local fuese un puente hacia otra fotografía más «elaborada». Fui y soy de la opinión de que en la prensa cabe muy buena fotografía, si se le deja. Pero para eso hay que tener claro para que sirve, como hacerla, como motivar a tu equipo y como enseñarla al día siguiente.
J.: Tú hiciste algo que no he visto hacer a casi ninguno de los fotógrafos de prensa diaria que conozco, durante tu etapa como fotógrafo en La Voz realizabas reportajes y los exponías o ganabas algún premio de fotoperiodismo con ellos. ¿Ya sabías en esa época que querías dejar la prensa diaria algún día?
X.: Trabajando en prensa diaria poco a poco fui queriendo poder contar alguna historia larga completa yo mismo. Historias sencillas, de vida cotidiana. Contarla con la cámara, con apoyo de textos, por supuesto, pero donde la narrativa fotográfica fuese una parte importante. Y lo planteé en la redacción y siempre funcionó bien, con buena acogida por parte de mis redactores jefes y compañeros. Poner ilusión en un proyecto y el trabajo con un buen equipo humano motivado es la clave para marcar la diferencia. Es muy difícil hacer las cosas mejor que alguien que se divierte haciéndolas. Pero no me planteaba dejar la prensa diaria para hacer algo diferente. Me lo pasaba muy bien haciendo lo que hacía.
J.: En el 2003 te escuché decir en una charla en la Escola Superior de Arte e Deseño Antonio Failde que es muy difícil conseguir mejoras para la sección de fotografía en un periódico porque si reemplazan a la persona con la que has conseguido hacer cambios todo tu esfuerzo se viene abajo. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI los periódicos sigan teniendo maquetas con espacios cuadrados para las fotografías? ¿Qué le pasa a la prensa gallega con la fotografía? ¿Por qué se utiliza una herramienta tan buena de una forma tan pobre?
X.: Yo creo que el lamento sirve de poco en general, te deja sin energía. Creo que la fotografía «cuadrada» no es peor que la «rectangular». Creo que en general todo debe tener su espacio. Yo siempre he trabajado bien y muy a gusto con mis compañeros redactores y maquetadores. Siempre nos hemos entendido bien. Con las lógicas diferencias pero en general siempre hemos funcionado bien. Dialogar, y buenos argumentos son la base de trabajar en equipo. Recuerdo alguna página en el diario, que era super divertida y diferente, y sin embargo los redactores jefe con los que me tocó trabajar nunca pusieron problemas. Ya te digo que fueron unos años muy buenos.
Ocurría que cuando cambiaban a un redactor jefe, que suelen ser redactores, no fotógrafos o diseñadores, pues al principio hay que hacer de nuevo, casi desde cero, un trabajo de pedagogía, pero si hay respeto mutuo, no hay problema para entender que trabajando en equipo, el trabajo es mejor.
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«Cualquier diario que hoy quiera destacar sobre la competencia lo haría de forma muy sencilla potenciando su parte gráfica. Pero esa parte gráfica debe ir adaptada y acorde a los tiempos que corren.»
Yo no veo a la prensa gallega diferente a la andaluza o a otra cualquiera con la fotografía. Cada medio la utiliza como cree que debe o como puede. Es cierto que mi opinión es que es manifiestamente mejorable, pero no puedes pretender tener una plantilla con muchos fotógrafos, diseñadores, un editor, cuando apenas hay dinero para imprimir. Cualquier diario que hoy quiera destacar sobre la competencia lo haría de forma muy sencilla potenciando su parte gráfica. Pero esa parte gráfica debe ir adaptada y acorde a los tiempos que corren. No se puede adaptar gráficamente un diario pensando en hacer lo que se hacía hace 20 años, cayendo en la nostalgia. Hay que aportar, y aportar significa que cuando el lector vea la foto, sienta que no la ha visto antes, eso le hace detenerse y al cabo, sentir que está aprovechando el tiempo. Eso tendría que ser la apuesta de un diario, y es difícil que eso ocurra en un momento de pura supervivencia de muchos medios.
J.: Hablas de la prensa escrita que ya estaba en curso hace veinte años como si ahora estuviesen haciendo algo distinto a lo que hacían en aquella época. Juraría que son los medios los que están encallados en la «nostalgia». Yo al menos no he visto absolutamente ningún cambio en el uso de la fotografía (exceptuando la mejora en la impresión).
Al principio de tu carrera como fotógrafo de reportajes, allá por los noventa, hacías algo inusual en España: positivabas tu fotografía siempre a color de una manera muy vanguardista, con colores muy vivos y contrastes fuertes, da la impresión de que utilizabas una ampliadora de color y realizabas reservas y tapados ¿Es así? ¿Quienes fueron tus referentes para llegar a ese estilo?
X.: Como decía antes, yo comencé revelando y positivando mis copias, como parte de un proceso de conocimiento más profundo sobre la fotografía. Pero a mi me gustaba el color, siempre entendí mi realidad en color. La prensa por aquel entonces me obligaba a verla en blanco y negro. Pocos años después se evolucionó tecnológicamente y todo se pasó a imprimir en color. Pero al principio era en blanco y negro. Así que como me gustaba el color, pensaba la imagen en color, pero al mismo tiempo pensaba como sería esa imagen copiada en color en el laboratorio y así fue como comencé con los tapados y reservas en el laboratorio. En esos años yo trabajaba ya en Vigo y todo mi trabajo lo copiaba Fernando Gutierrez, que era un excelente copista que conocí al poco de trasladarme a Vigo. Mis referentes en uso del color fueron muchos pero me gustaban y me gustan de siempre Miguel Río Branco y Alex Web. Aunque a mi me gustaba especialmente hacer copiados en color muy al más puro estilo blanco y negro con tonos «oxidados».
J.: ¿Tenías algún referente en fotografía de prensa diaria?
X.: Si claro. Tenía muchos por ejemplo Kim Manresa, Santi Lyon, pero los referentes los tenía más en fotografía documental Fernando Moleres, Ricky Dávila, Koldo Chamorro, Navia…
J.: Entre 1998 y 2003 ganas no pocos premios españoles de fotoperiodismo, especialmente en el año 1999. ¿Era necesario por aquel entonces ganar premios para que te conociesen en las redacciones y así poder publicar o eran dos mundos separados?
X.: Siempre he creído que los premios sirven para tener algún dinero extra para poder hacer nuevos proyectos. Es verdad que tu nombre va a sonar más, pero no creo que sea determinante para que puedas publicar más.
J.: Has sido representado por la agencia española Cover ¿Distribuía Cover tus reportajes cuando aún estabas en La voz? ¿Cómo fue tu experiencia con la agencia? ¿Crees que hubieras publicado en tantas cabeceras si no hubieses estado en Cover?
X.: Empecé a colaborar con Cover, cuando ya no trabajaba para La Voz de Galicia. En general mis reportajes los proponía yo a los medios, digamos que Cover vendía más cosas de archivo, pero los reportajes más extensos, al menos en mi caso, nunca fueron a través de la agencia, sino encargos directos o producciones personales.
J.: Poseo una colección de revistas que contienen bastantes números de El País Semanal de los años ochenta y noventa, tengo un par de ellas con reportajes tuyos. Si examinamos la prensa de aquella época y la comparamos con la de hoy en día vemos dos cosas totalmente distintas. La mayoría de los reportajes de los de antes eran propuestas personales del fotógrafo ejecutadas de una forma personal y después comprada por la revista de forma directa o vía agencia. Hoy en día el espacio en las revistas está reservado para los editores independientes, estos son comerciales que venden espacios en las revistas a terceros (políticos, deportistas, celebridades, marcas de objetos caros…) Estos espacios son cedidos previamente por la revista a los comerciales a cambio de un dinero inferior al que el comercial le cobra al tercer implicado. Ahora esas grandes revistas del pasado son estrechos folletos comerciales de tendencias (las que aún existen) y cuando aparece algún reportaje este suele ser la cobertura anodina de la visita de alguna personalidad a un campo de refugiados, o los retratos, también anodinos, de alguna celebridad para ilustrar una entrevista. Ya no se leen las firmas de los fotógrafos de tu generación en dichos trabajos, suelen ser jóvenes mal pagados trabajando para algún editor independiente. Se me ocurren mil preguntas acerca de este tema como: ¿Cuándo le empezaste a ver las orejas al lobo? ¿Ya te diste cuenta cuando empezabas, lo cual fue poco antes de que comenzase este cambio? ¿Hubo algún momento en tu carrera especialmente duro en el que te planteases dejar la fotografía?
X.: Yo sabía desde el minuto cero que dejaba el diario, que esto no iba a ser un camino de rosas. Sabía que iba a ser difícil. Y siempre lo fue. Pero hacía el trabajo que me gustaba, con lo que una gran parte de mi satisfacción era el privilegio de hacer lo que tanto me gustaba. Pero yo no diría que fue fácil. Siempre fue algo incontrolado. Continuo pero incontrolado. Creo que lo que ninguno de nosotros esperaba fue la crisis económica que comenzó a finales de 2007, eso fue un mazazo muy duro para muchos sectores, entre ellos este, que ya venía arrastrándose y al que poco después le siguió lloviendo con las redes sociales. Pero tampoco creo que uno pueda desprenderse de la fotografía como si fuese una sudadera, siempre está ahí, tiene mayor o menor presencia, viaja en tu epidermis. (Si la pregunta es a nivel profesional te diré que cotizo ininterrumpidamente como autónomo desde el 2000 más o menos)
J.: Con lo dicho antes, e igual que le he preguntado a Javier Teniente, personalmente no creo lo que piensa la mayoría de la gente de que la fotografía de prensa no está bien pagada y es escasa por culpa de que existen las cámaras digitales. Yo creo que la mutación de la prensa está dirigida desde el poder de la misma para precarizar y desinformar aún más ¿Qué crees tú sobre esto?
X.: No creo que se precarice para desinformar, creo sencillamente que se precariza para ahorrar, o para ganar más, según el momento. Y como los dueños de las empresas de comunicación no tienen una formación grande en edición gráfica, pues no priorizan en ello, ya que no le dan la importancia que también los fotógrafos de prensa, a su vez, exageramos pero al revés…
J.: Creo que con la última llamada crisis de la prensa ha ocurrido una cosa positiva en nuestro país, cuando supuestamente, por culpa de Internet, los magnates de la prensa decidieron recortar en personal y echar a la calle a numerosos periodistas, muchos de estos profesionales se agruparon y montaron plataformas digitales, que mira tú por donde, en muchos casos realizan un periodismo menos condicionado y más libre, funcionando asiduamente como contrapoder de la propaganda política y económica de los grandes medios. Lo que ocurre, y corrígeme si me equivoco, es que estos medios no se pueden permitir la inversión en fotografía. Creo que los fotógrafos de prensa no tienen mucho hueco en esas cabeceras.
X.: Es una situación igual desde mi punto de vista. Cuando hay hambre no repara uno en lo que come, le basta con comer. Aquí es lo mismo. Si para sobrevivir necesitas quitar, quitas de donde puedes o de donde crees que lo necesitarás menos. Es así de sencillo.
J.: Enlazando con la pregunta anterior, una de las razones por las que creo que las iniciativas de medios digitales no han sido copiadas por los fotógrafos, por ejemplo montando cabeceras basadas en la fotografía, se debe a dos motivos: Primero: la fotografía es cara, no se resuelve un trabajo llamando por teléfono o indagando en Internet, hay que ir a los lugares, desplazarse, esperar y la calidad conlleva tiempo. Segundo: la fotografía es muy limitada si la comparamos con la palabra, sobre todo si no hay dinero para realizarla. ¿Cómo hablas de un juicio usando una cámara y poco texto? ¿Cómo hablas de corrupción? ¿Cómo hablas de temas económicos? ¿Estás de acuerdo con estas dos ideas? A mi, los pensamientos que me dirigieron a esas conclusiones me han ido apartando de la idea de colaborar en prensa ¿Te ha pasado algo parecido?
«La fotografía no vale para contar todo. Y los textos tampoco. Y si colocas una fotografía como sucede tan a menudo, por el mero hecho de poner una imagen en una información de texto, a la que no aporta nada, la vacías de contenido, y si sucede a menudo, vacías de contenido el propio concepto de fotografía asociado al medio que la publica.»
X.: Yo no creo que se haga buen periodismo por teléfono igual que no creo que se haga buena fotografía sin caminar. Pero si es verdad que la fotografía implica necesariamente tu presencia a la hora en el lugar, y un redactor puede llamar a sus fuentes por teléfono en ocasiones. Pero son cosas intrínsecas a cada forma de contar, que lógicamente tienen sus ventajas e inconvenientes.
La fotografía no vale para contar todo. Y los textos tampoco. Y si colocas una fotografía como sucede tan a menudo, por el mero hecho de poner una imagen en una información de texto, a la que no aporta nada, la vacías de contenido, y si sucede a menudo, vacías de contenido el propio concepto de fotografía asociado al medio que la publica.
J.: ¿Tienes algún objetivo o proyecto sin cumplir como fotógrafo de prensa? Ya sea diaria o de reportaje.
X.: He sido muy feliz y tengo muy buenos amigos en prensa diaria con los que lo he pasado muy bien trabajando, eso ya es una gran meta. No siento que tenga nada pendiente, pero si que creo que podría ser divertido e interesante al menos un año, coordinar a un grupo de fotógrafos de un diario, trabajando en una línea común.
J.: ¿Tienes alguna experiencia en tu haber como fotógrafo de prensa que nunca creyeses que fueras a realizar y de la que te sientas especialmente satisfecho?
X.: En general como fotógrafo de prensa me siento satisfecho con el trabajo realizado. Una vez más te digo que casi siempre lo pasé muy bien, y en muchas ocasiones valió mucho la pena, bien porque el trabajo sirvió para un fin o porque sencillamente conociste a alguien interesante. De lo que siempre me he sentido orgulloso en mi trabajo es de haber respetado siempre a las personas que fotografié en las situaciones en las que se encontraran. Y de no haber realizado fotos en ocasiones.
J.: Has hecho muchos tipos de reportajes, desde lo bien que se vive en tu pueblo a como trabaja la gente del mar. También has estado en Guatemala, Mozambique o Palestina cubriendo temas sociales, creo que lo de salir de España para cubrir un tema humanitario lo has hecho sólo al principio de tu carrera. ¿Serías capaz de analizarte y decirnos sinceramente si esos temas los has cubierto más por una necesidad de aventura que por una inquietud de activismo social? Háblanos de esa experiencia. Dinos si te cambió como persona o si tú ahora eres distinto del Xulio de aquel entonces.
X.: No he sentido necesidad nunca de hacerme activista social, no era eso lo que me interesaba, para ello hubiese tomado otro camino en una ONG, por ejemplo. Pero sí creo que el hecho de contar las cosas de determinada forma hace que algunas personas tomen conciencia del problema. Y algunas actúen. Y otras no puedan decir que no lo sabían.
La aventura tampoco me interesa ni me interesó tal como tu la describes. Me interesaba contar historias de personas. Y en su momento esas eran las historias que me interesaban. Si hubiese podido seguir contándolas sin agobios económicos que las hicieran inviables hubiera seguido, pero algunos caminos, por suerte o por desgracia, se agotan. No hay mucha mística en ello.
Yo creo que hoy soy el mismo que era, si acaso, sé más del mundo y de la humanidad y ello me dio algo más de perspectiva, para ser el que soy hoy. Pero no creo que sea distinto, la verdad.
J.: Yo conservo un pequeño catálogo, que me regaló Carlos Puga, de un trabajo tuyo fotografiado en África y que fue expuesto en Vigo. Me gusta mucho esa etapa. Algunas veces, por la noche antes de ir a dormir, cojo un libro de fotografía documental de ese estilo y me pierdo en él, viajo sólo por el mundo, por un mundo irreal lleno de colores increíbles y «blanco y negros» exquisitos. ¿Sigues disfrutando ese tipo de fotografía como espectador de la misma manera que hacías veinte años atrás?
X.: No tengo la misma capacidad para emocionarme, o al menos digamos, que me emociono con menos fotografías que antes. Veo mucho ombligo dando vueltas alrededor del propio ombligo, pero hay mucha poesía también y muy buenas historias.
J.: ¿Cual es tu libro preferido de fotografía documental de los que tienes en tu biblioteca?
X.: Hay varios, pero por citar uno de reportaje clásico, de excelente concepto, diseño y fotografía Men at Sea, de Jean Gaumy, de antes del boom de los fotolibros.
J.: ¿Cual es el último libro de fotografía que has comprado? y ¿cual será el siguiente?
X.: El último ha sido el último World press photo y el siguiente quizás podría ser American Surfaces de Stephen Shore
J.: ¿Cuales son tus otras inquietudes culturales? ¿Te gusta leer? ¿Ha influido en ti la lectura a la hora de realizar algún tipo de fotografía?
«Me gustan especialmente la música y la poesía, me parecen un cóctel tan poderoso como la fotografía para despertar conciencia.»
X.: Sí, la lectura te influye a la hora de preparar conceptualmente un trabajo, aunque no creo que lo haga en mayor medida que la música o que otras fotografías que hayas visto. Todo se complementa bien. Me gustan especialmente la música y la poesía, me parecen un cóctel tan poderoso como la fotografía para despertar conciencia. Lo que si tiene la lectura es que aporta mucha información y te pone en antecedentes del camino que vas a comenzar a transitar. Siempre me ha gustado conocer bien la micro geografía de las zonas en las que vas a trabajar, me da seguridad y me permite pensar perspectivas que me gustan.
J.: Desde hace más de dos décadas estás asentado en Estaca de Bares, A Coruña y me da la impresión de que más o menos al mismo tiempo que te vas para allí tu fotografía cambia, abandonando la prensa y dirigiéndote hace una fotografía documental más personal. Si esto que digo es cierto ¿Qué ha influido más para que esto ocurriese? ¿Causas externas como la situación de la prensa? ¿Causas internas propias de una normal evolución personal? ¿La influencia causada en ti por tu actual lugar de residencia? ¿Un compendio de varios factores?
X.: Yo ya vivía en Porto de Bares, una pequeña aldea marinera con apenas 50 vecinos, cuando hacia prensa diaria. Por lo que mi lugar de residencia no ha sido una razón que afectara mis fotos. Más bien al revés, yo escogí un lugar de residencia por mi forma de ser, que seguramente coincide con mi forma de fotografiar. En prensa diaria, te tienes que relacionar con muchas personas, es la base del trabajo y esa relación con tanta gente desaparece en el momento en el que dejas la prensa diaria. Eso hace que tu parte más pública desaparezca de cara al exterior, pero tu sigues siendo el mismo. Cuando dejas de hacer fotografía a diario para hacer reportaje algo más extenso, ya no necesitas fotografiar tanto a las personas, a veces sólo necesitas contar como es un determinado espacio, una atmósfera, y eso hace que seas un poco más introspectivo. Y esta forma de trabajar te da algo más de tiempo para pensar y para fotografiar, y vas definiendo un camino, que en muchas ocasiones se aleja de cosmografía personas, para simplemente fotografiar su presencia a través de sus huellas. No sé si me explico, pero bueno, creo que no ha sido una evolución, porque eso significa una mejoría, y no tiene porque haberla necesariamente, yo diría que sencillamente es una parte del camino que transito.
J.: Hace muchos años me hice con el disco de un grupo de rock gallego llamado Skornabois y la foto del grupo llevaba tu firma. ¿Qué tipo de fotografía comercial has practicado? Y ¿Sigues a día de hoy practicándola? Y de ser así ¿Vives íntegramente de ello?
X.: En ocasiones he hecho y hago encargos de ese tipo, pero siempre han sido pequeños trabajos en los que se me ha dado autonomía total para hacerlos. Yo no lo llamaría fotografía comercial, aunque si cobrase por ello. Son pequeñas historias que te proponen y si me gusta la propuesta la acepto. Tengo que notar buenas vibraciones y tiene que apetecerme hacerlas. Lo suelo saber porque siento que lo voy a pasar bien, que me voy a divertir. En alguna ocasión he renunciado a alguna buena propuesta económica porque me parecía horrible la idea de trabajar con la presión que notaba, ya en la propuesta del propio trabajo.
(antes ya te comenté que cotizo ininterrumpidamente como fotógrafo desde que tenía 23 años)
J.: Como hemos dicho antes, tu carrera empezó en los años noventa y está siendo extensa. El que no te conozca y visite tu web puede pensar que Xulio Villarino es un parapentista que ha decidido aficionarse a la fotografía haciendo fotos aéreas y poco más, esto lo digo porque en tu sitio web sólo podemos ver los últimos trabajos publicados en la segunda década de este siglo ¿Por qué no te interesa tener en tu sitio web una mínima representación de todos tus logros?
X.: Sí, me lo comentan a menudo. Me interesa más el momento de la persona que soy ahora que los momentos del pasado. Creo que me gusta moverme más en el presente y procuro pasarlo lo mejor que puedo con lo que hago, quizás por eso no pienso demasiado en el pasado. Es una parte de como soy y ya está. No le doy muchas vueltas a eso.
J.: Los libros que has publicado desde que vives en Estaca de Bares han sido fotografiados relativamente cerca de donde vives, uno de ellos titulado Finisterraes ha sido fotografiado a lo largo de la costa gallega, es una serie de todos los faros de nuestra costa ¿Es el único trabajo publicado que muestra todos los faros gallegos?
X.: No lo sé. Lo que si sé, es que lo hice para contar los faros gallegos de una manera poética y entendible por las personas no vinculadas estrechamente a la fotografía y desde el punto de vista de alguien enamorado del viento y el mar.
J.: Para Finisterraes has fotografiado a pie desde tierra y desde el aire ¿Lo has hecho volando con tu parapente? Si es así ¿Que curiosidades nos puedes contar sobre fotografiar mientras vuelas? ¿Es difícil hacer una foto nítida con un teleobjetivo montado en un parapente?
X.: Solo hay una fotografía realizada desde un parapente. Todas están realizadas desde avioneta, helicóptero, autogiro e incluso desde ultraligero anfibio. Pero desde parapente sólo una de Estaca de Bares, apenas sabía volar en parapente cuando hice el libro. Volar es orgánicamente más parecido a la música que a la fotografía y era incapaz de pensar en volar y hacer fotos al mismo tiempo.
J.: La diferencia que veo entre Finisterraes y otros trabajos parecidos al tuyo es que tu serie tiene mucha textura, otros fotógrafos alquilan un helicóptero un par de días de luz veraniega y fotografían todo de la misma manera. Tú tienes atardeceres, amaneceres, cielos de tormenta, cielos azules veraniegos, penumbra, luces y sombras duras… Supongo que dependiendo del ángulo que te interesase del faro tenías que fotografiarlo por la mañana o por la tarde. ¿Han sido fotos muy planeadas? ¿Cuéntanos de forma general la experiencia? y ¿Con que dificultades inesperadas te encontraste?
«Quizás los faros son los puntos geográficos que personalmente más me interesan del planeta. Cuando viajo, si hay un faro, siempre voy a verlo.»
X.: Quizás los faros son los puntos geográficos que personalmente más me interesan del planeta. Cuando viajo, si hay un faro, siempre voy a verlo. Me interesa conocer como es el espacio sobre el que se asienta. Es una especie de atracción por los acantilados, por el fin de la tierra, quizás también por eso me fascina volar en parapente sobre ellos. Cuando me planteé el libro quería tener la sensación de que los estaba abrazando inmensamente, por eso lo hice desde tantas perspectivas y con luces tan distintas.
J.: Lo que te decía antes de la textura lo relaciono también a tu primera fotografía documental realizada con película de la que ya hablamos nantes, esta también tenía textura. Otros fotógrafos buscan el color en los objetos que aparecen en el encuadre de la foto: amarillos, verdes, rojos, colores básicos y fuertes bajo una luz fuerte, otros manipulan el archivo digital hasta crear esa estética tan… tan de fotografía muy modificada en los colores que tanto se usa ahora, pero no tantos fotógrafos fotografían las texturas como lo haces tú.
X.: La textura en fotografía para mi es una quimera igual que la vejez de un joven árbol hecho bonsai. No soy consciente de fotografíar las texturas de una forma particular o distinta, si de hacerlo como más se identifica mi estado de ánimo.
J.: Has fotografiado muchas veces el mar desde distintas perspectivas, personalmente lo que más me ha llamado la atención al respecto ha sido tu intención de registrar el viento en alguna de esas imágenes. Creo que aquí volvemos otra vez a la textura.
X.: El viento es algo muy difícil de fotografíar. No se ve, sólo deja huellas de su paso. Y el viento curiosamente es algo que rige mi vida desde hace ya más de 20 años. Windsurf, kitesurf y parapente necesitan del viento para poder practicarse por lo que siempre estoy pendiente de él. Pero fotográficamente no es un estado que se vea, por lo que para que se manifieste en una fotografía que quieres que transmita una atmósfera determinada, lo hará a través de una textura, por ejemplo peinando la rompiente de una ola en el mar, o complicando el vuelo horizontal de una gaviota.
J.: ¿Te has planteado realizar algún trabajo de fotografía submarina?
X.: No creo que supiese transmitir emoción alguna fotografiando el fondo del mar o de un río, nunca lo he planteado.
J.: Para finalizar háblanos de tu imagen titulada La flecha, en tu web nos dices que es una de tus fotografías preferidas sin saber muy bien porqué. ¿Es quizá la representación de la fuerza de voluntad? ¿De la soledad de un trabajo que conlleva la creación de «una historia», «un camino» que se mantiene en marcha gracias a esa flecha?
X.: Si, es una de mis fotografías preferidas; una angosta pista rodeada de vegetación, y una flecha blanca pintada en el asfalto. Una escena en la que no ocurre nada delante de la cámara. ¿y si todo ocurriera detrás? Es la metáfora de un puro presente, sin pasado, que no existe sin pensar el futuro. Sigue, continua, adelante, avanza… el devenir en un leve giro.
Como la tengo en la web como una de mis favoritas a veces me preguntan porqué y una de las respuestas posibles es: «Responsable solo soy / de lo que escribo y digo / de lo que entiendas no / nananaraaaa / nananaaaaaaa».
J.: Por favor, no cambies la fotografía por la poesía.
X.: [Risas] No, es una canción de Enrique Bunbury.
J.: [Risas] Ah, Felices vuelos.
27-08-2020
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